¿Qué se esconde detrás del acto de vestirse?

La asesoría de imagen es un rubro ligado a la imagen externa, relacionado con el marketing personal

En primer lugar, nos vestimos para abrigarnos y protegernos. Pero el maquillaje, los tatuajes, los complementos, no están ligados a necesidades de abrigo.
De modo que también nos vestimos para adornarnos y embellecernos.
La ropa nos permite diferenciarnos, mostrar rangos, ocupaciones, pertenencias e identidades. También para seducir, agradar y para sentirnos aceptados y queridos.


La asesoría de imagen es un rubro ligado a la imagen externa, relacionado con el marketing personal, el lenguaje corporal y la estética, con el objetivo de adaptarse a cada usuario según su colorimetría, las tipologías corporales y la paleta de color adecuada para cada persona.


El origen de este concepto comenzó a utilizarse a partir del siglo XX, cuando el rey Jorge VI utilizó un asesor neurolingüístico para mejorar sus discursos públicos, dando lugar a la investigación del tema en profundidad. Esto generó los comienzos del asesoramiento de imagen, ya sea a figuras políticas o a empresas interesadas en el impacto que tenían sus vestimentas en relación al otro.

Foto de moda femenina creado por lookstudio – www.freepik.es


Los estudios concernientes a la asesoría de imagen, realizados por autores como Molloy (1975, 1977), permitirán la reflexión, en sus diferentes variantes y focos particulares.
Una de las frases más reconocidas de Molloy es: “Vestirse para triunfar puede sonar intimidante, caro y un poco vanidoso; sin embargo, hay que tener en cuenta que la imagen personal que uno proyecta genera credibilidad”. Gracias a la postura que toma el autor, comenzó una era donde la imagen que uno proyectaba era minuciosamente estudiada para potenciar las cualidades y opacar los defectos de cada cliente, mejorando su presencia y adecuándola a los diferentes medios en los que éste se desenvolviera.


Otra pionera de la asesoría de imagen es Emily Cho, quien fundó en 1970 la empresa consultora New Image en Nueva York, ayudando a sus clientas a descubrir sus cualidades internas, además de ocuparse de sus preocupaciones por aprender a sacar provecho del proceso de compra. Ella asegura que una vez que se está conforme con su apariencia, es libre de concentrarse en otros aspectos de su presentación personal. Las personas quieren que la gente esté al tanto de su esencia y no de la ropa nueva que compró. Esta oleada de pensamiento produce un cambio de paradigma; y permite el desarrollo de nuevas
herramientas en el área de la imagen personal, posibilitando el trabajo conjunto entre los asesores de imagen y las empresas y el bienestar personal.


En definitiva, la ropa es un medio de contar sobre nosotros y nuestras expectativas y una forma de comunicación no verbal. Nos vestimos para mostrarle al mundo quiénes y cómo somos.


Somos seres únicos e irrepetibles y nos movemos entre la necesidad de pertenecer y ser
aceptados y la de diferenciarnos. Por eso para proyectar una imagen positiva, lo que
usemos, tiene que estar en armonía con nuestra esencia y estado de ánimo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *