Las quemaduras solares pueden causar ardor y dolor, pero también puede aumentar el riesgo de cáncer de piel. La gravedad de una quemadura depende del grado de exposición y de la piel de la persona.
Los síntomas comunes son piel caliente, sensible al tacto, adolorida e irritada, la piel clara se vuelve roja y la piel oscura cambia a un tono más oscuro. En casos más graves puede presentarse fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, náuseas y vómitos, en estos casos se necesita atención médica.
Prevenir una quemadura:
Usar bloqueador solar y reaplicar cuando sea necesario.
Sentarse a la sombra.
Usar ropa que cubra el cuerpo y accesorios como gafas y sombrero.
Evitar salir a las horas más calurosas del día.
Lo ideal es tomar precauciones para evitar el daño solar, pero en caso de que te quemes ten en cuenta que las quemaduras solares no se curan de un día para otro, la piel debe sanar sola y esto puede tomar varios días, pero hay algunas cosas que puedes hacer para no empeorar la situación.
Tratar una quemadura:
No exponerse al sol hasta que sane la quemadura.
Colocar una toalla o paño húmedo sobre el área afectada para enfriar la piel.
Tomar un baño frío.
Aplicar gel de aloe vera para calmar la piel.
Beber agua para evitar la deshidratación.
Si la piel presenta ampollas, evitar tocarlas o romperlas para evitar infecciones.
No usar ropa ajustada y preferir ropa holgada mientras la piel sana.
No aplicar mantequilla, aceite o vaselina sobre la piel.
No aplicar hielo o bolsas de hielo.
Si es necesario puedes tomar un medicamento como aspirina o ibuprofeno para aliviar el dolor y reducir la hinchazón.
No quitarse la piel que se está descamando, dejar que se desprenda de forma natural.
Las personas de piel clara son más susceptibles a sufrir quemaduras, pero sin importar el tipo de piel siempre debemos protegernos y cuidarnos para evitar riesgos mayores.
Si se presentan síntomas más graves se aconseja recurrir a un centro médico.
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