Durante la más reciente Semana de la Moda en París, Chanel presentó una colección que marca una nueva era bajo la dirección creativa de Matthieu Blazy: una elegancia liberada del ruido digital, guiada por sensibilidad, textura y sobriedad. Lejos del espectáculo escénico, el desfile se centró en piezas que revelan la maestría artesanal de la casa: cortes sutiles, tejidos con movimiento, tejidos híbridos entre lo estructural y lo fluido. Blazy parece rescatar el espíritu que inspiró a Coco Chanel: la elegancia no como exhibición, sino como expresión del cuerpo en movimiento. Prendas que funcionan, que respiran y que no dependen de filtros para ser bellas. Entre los elementos más celebrados figuran las reinterpretaciones de tweed con cortes asimétricos, vestidos con volumen mesurado, conjuntos monocromáticos con texturas contrastantes y accesorios diseñados para acompañar el gesto, no competir con él.
Lo revelador de esta colección no es solo su belleza estética, sino su estrategia sutil: Chanel apuesta por la serenidad frente al ruido digital, por coherencia frente a la moda efímera, y por la escucha del cliente exigente que ya no busca solo novedad, sino sustancia. Blazy ha decidido que el lujo no se demuestra, se siente; que una marca icónica no necesita reinventarse cada temporada; necesita, más bien, reconectarse con su esencia y presentarla con relevancia. En un mercado saturado de estridencias visuales, Chanel apuesta por el “menos es más”, pero con intención estratégica, y esa decisión habla de poder real, autoconfianza y liderazgo silencioso.





Lecciones para empresarias
- La coherencia es una fortaleza: mantén tu ADN aunque evolucione el mercado; no sacrifiques tu identidad por tendencias pasajeras.
- Menos distracciones, más serenidad: en comunicaciones, ofertas o lanzamientos, procura que cada acción tenga intención y no compita por atención.
- Diseña para moverse y vivir: crea productos o servicios que acompañen la vida real de tus clientas, no solo que impacten visualmente.
- Escucha antes de innovar: el cliente sofisticado ya no solo pide novedad; pide evolución con sentido. Haz pruebas pequeñas antes de reinventar tu línea principal.
- Valor silencioso, no ruido constante: en lugar de producir constantemente, elige momentos estratégicos de diferencia. La espera puede construir deseo.