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¿Falta de Pasión o Falta de Visión?

Hoy quiero hablarte desde la verdad más cruda que he vivido desde que he acompañado a cientos de emprendedoras en su camino: no es la pasión lo que más falta hoy en los negocios. Es la visión. Estamos rodeadas de mensajes motivacionales que nos dicen: “sigue tu pasión”, “haz lo que amas”, “emprende con el corazón”. Y sí, la pasión es hermosa. Es el fuego que inicia. Es lo que te empuja a comenzar. Pero no es lo que te sostiene cuando llegan las decisiones difíciles, la confusión, la presión financiera, los cambios de mercado o el cansancio emocional.

Lo que te sostiene —y lo digo con total convicción— es una visión clara. Siempre uso esta metáfora: tu negocio es como un árbol. La pasión es la semilla, esa chispa inicial que prende. Pero la visión es la raíz. Y si la raíz es débil, corta o difusa… el árbol no crece, o peor aún: crece torcido, sin propósito, sin dirección. Muchas veces he visto mujeres con todo el talento, con toda la energía, incluso con un producto excelente… pero sin una visión definida, profunda, proyectada. ¿Y qué pasa? Se distraen con cada nueva moda. Se frustran ante cualquier obstáculo. Pierden el rumbo. Se agotan. Y al final, el negocio se convierte en una carga. Porque sin visión, no sabes hacia dónde vas. No puedes tomar decisiones claras. No puedes construir equipo alineado. No puedes desarrollar una marca sólida. No puedes sostenerte en los momentos en que la pasión no alcanza (y créeme, esos momentos llegan).

La pasión sin visión es como correr con los ojos cerrados: te puedes emocionar, pero también puedes chocar. Tener visión no es solo tener metas. Tener visión es ver lo que todavía no existe… y comprometerte a construirlo. Es tener claridad de hacia dónde quieres llevar tu marca, a quién quieres transformar, qué lugar quieres ocupar en tu industria, qué legado quieres dejar. Tu visión guía tus decisiones estratégicas, tu modelo de negocio, tus alianzas, tu narrativa de marca, tu cultura interna. Es un mapa. Es tu faro. Es tu raíz.

Tener visión no es simplemente escribir metas en una libreta o proyectar ingresos para fin de año. Tener visión va mucho más allá: es la capacidad de imaginar un futuro que aún no existe, de visualizar un negocio que todavía no ves materializado, una marca que aún no tiene forma pero ya tiene propósito, una transformación que aún no ha sucedido en tus clientas, pero que tú ya puedes sentir con claridad. Es poder cerrar los ojos y ver la empresa que quieres liderar en cinco o diez años: cómo se ve, cómo impacta, cómo se sostiene y cómo trasciende más allá de ti. Y no solo visualizarlo como un sueño bonito, sino comprometerte radicalmente a construirlo, aunque todavía no tengas todos los recursos, aunque aún no sepas cómo, aunque otros no lo entiendan. La visión verdadera no depende de lo que tienes ahora, sino de lo que estás dispuesta a crear. Es ese acto valiente de proyectarte hacia adelante con fe estratégica, con intención profunda y con el compromiso diario de tomar decisiones alineadas con ese futuro. Cuando tienes visión, no te mueves solo por lo que te da resultados inmediatos, te mueves por lo que te construye hacia lo que has decidido ser. Y eso es lo que diferencia a una empresaria de una improvisadora: la visión la guía como brújula, aun en medio del caos o la incertidumbre.

Te confieso que cuando inicié, tenía mucha pasión, pero la visión la fui puliendo en el camino. No llegó de golpe. Requirió preguntarme muchas veces: ¿Para qué existe mi negocio realmente? ¿A quién quiero servir a largo plazo? ¿Qué tipo de líder quiero ser? ¿Qué quiero construir que sobreviva incluso si yo algún día me retiro? Y cada vez que una tormenta ha venido —porque todas llegan— ha sido mi visión la que me ha sostenido. Esa visión clara es la que ha convertido a BGlobal en una plataforma de crecimiento real para mujeres empresarias. No fue casualidad. Fue dirección.

Hoy te invito a pausar un momento. Olvídate por un instante de lo que te emociona. Y pregúntate: ¿Cuál es mi visión de aquí a 5 o 10 años? ¿Estoy construyendo algo que tenga raíces profundas? ¿Puedo ver más allá del mes, de las redes, de los resultados inmediatos? Porque solo con visión podrás construir un negocio que no solo funcione… sino que florezca, evolucione y trascienda. Pasión sin visión es entusiasmo. Pero visión con estrategia… eso es liderazgo.

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