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¿Tienes 30 minutos? Cómo aprovechar mini sesiones de mentoring de alto impacto

En un mundo empresarial que se mueve a velocidad vertiginosa, donde el tiempo se ha convertido en uno de los recursos más valiosos, la idea de que una mentoría debe durar horas para ser efectiva ha quedado atrás. Cada vez más mujeres líderes están optando por mini sesiones de mentoring de alto impacto: encuentros breves, generalmente de 30 minutos o menos, que, bien aprovechados, pueden generar una enorme claridad, empuje estratégico y foco renovado. Pero para que estas sesiones realmente funcionen, deben diseñarse con intención, estructura y una mentalidad activa por parte de ambas personas involucradas. No se trata de condensar en media hora una conversación que debería durar tres, sino de tener claridad sobre qué se quiere lograr, cómo se va a abordar el tema y qué se espera concretamente al salir de la sesión.

El primer paso para sacar el máximo provecho de estas mentorías express es tener una pregunta bien definida. Antes de iniciar el encuentro, la mente debe identificar con precisión cuál es el punto de bloqueo, la decisión pendiente o el dilema estratégico que quiere abordar. Una buena práctica es formular una pregunta concreta que se pueda responder o analizar en 30 minutos. Por ejemplo, en lugar de decir “quiero hablar sobre el crecimiento de mi negocio”, sería más efectivo decir “quiero decidir entre estas dos opciones para escalar mi modelo actual”. La claridad previa es lo que permite que la conversación vaya directo al punto y no se diluya en generalidades.

Por parte de la mentora, es fundamental adoptar un enfoque de escucha activa desde el primer minuto. No hay espacio para largas introducciones ni historias demasiado extensas: se trata de entender rápido el contexto, detectar los patrones clave en lo que la mente está planteando y ofrecer un punto de vista concreto, útil y accionable. Una técnica efectiva para estas sesiones es la “estructura en tres bloques”: los primeros 10 minutos se usan para comprender el reto y contexto, los siguientes 10 para explorar posibles caminos o escenarios, y los últimos 10 para definir una microacción concreta con la que la mente pueda avanzar de inmediato. Esta estructura ayuda a que la sesión tenga ritmo, propósito y una conclusión clara, aunque no se resuelva todo.

También es útil acompañar la mini sesión con un breve seguimiento posterior. Un mensaje de agradecimiento con un resumen de lo conversado y los próximos pasos no solo muestra compromiso por parte de la mente, sino que refuerza el aprendizaje y permite mantener viva la conexión. Del lado de la mentora, ofrecer un recurso adicional como un artículo, un contacto o una herramienta puede hacer que el impacto de esa breve sesión se multiplique. Lo interesante de este tipo de mentoring express es que no reemplaza las relaciones de mentoría a largo plazo, pero sí puede ser una puerta de entrada o un complemento estratégico para momentos de alta exigencia o decisiones urgentes.

Estas sesiones funcionan particularmente bien en comunidades de mujeres empresarias donde hay apertura para compartir conocimientos en formato ágil. Algunas plataformas tecnológicas ya están facilitando este tipo de intercambios rápidos, permitiendo que mujeres en distintos países puedan conectarse brevemente y aportarse mutuamente desde sus experiencias. Esta nueva forma de mentoría elimina barreras geográficas, ahorra tiempo y permite que más mujeres accedan a consejos valiosos que antes parecían reservados para encuentros largos y exclusivos.

Finalmente, lo que hace que una mini sesión de mentoring sea realmente poderosa no es su duración, sino la intención con la que se construye. Si tienes 30 minutos, y sabes exactamente qué preguntar, estás dispuesta a escuchar con apertura, y te comprometes a ejecutar una microacción después, entonces no necesitas más tiempo para recibir un impulso estratégico que puede marcar una gran diferencia. En tiempos donde el enfoque es el nuevo lujo, aprender a tener conversaciones que transforman en menos de una hora es una habilidad que toda empresaria inteligente debería cultivar. Porque cuando dos mujeres se conectan desde la claridad y la generosidad, incluso unos pocos minutos pueden abrir caminos insospechados.

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