¿Cómo armar un presupuesto para tu negocio?

Una proyección financiera es un concepto que debes tener en cuenta cuando piensas un emprendimiento, inversión, búsqueda de financiamiento, plan de crecimiento o incursión en nuevos mercados, ya que te permitirá determinar la factibilidad económica del proyecto. Es un análisis que te permite calcular —desde el punto de vista financiero y contable— cuál será el desenvolvimiento de tu empresa o negocio en un futuro determinado. De esta manera, podrás anticipar las eventuales utilidades o pérdidas del proyecto.

La importancia de estas proyecciones recae en que no solo te ayudarán a evitar emprender proyectos e inversiones negativas para tu negocio, sino también te permitirán detectar áreas de oportunidad y pasos que podrían ser favorables.

Estas investigaciones son instrumentos que permiten dejar a un lado la incertidumbre y los riesgos típicos del emprendimiento, pues muestran sobre qué terreno pisará una empresa durante diferentes periodos específicos.

En medio de los desafiantes entornos actuales y la elevada competitividad comercial, llevar a cabo una sólida proyección financiera es una necesidad para cualquier empresa, independientemente de su tamaño y el sector en el que opere.

¡Siempre ten esto presente! Cumplir con esta tarea no es responsabilidad exclusiva de las grandes empresas y corporaciones; también resulta fundamental para las PyMEs y los micronegocios.

PREPARA TU EMPRESA CON UN BUEN PRESUPUESTO ANUAL

El presupuesto anual de una empresa es la previsión de los ingresos y gastos que espera obtener en el ejercicio siguiente.

Y dirás, ¿cómo voy a saber yo cuantos ingresos voy a tener el año que viene?

Si piensas que es complicado conocer los ingresos, empieza por los gastos, que es más fácil. Cuando los tengas, entonces calcula los ingresos que necesitará tu empresa para seguir adelante. Y ese será el objetivo de la empresa.

¿CÓMO HACER UN PRESUPUESTO ANUAL?

Hay muchas formas de empezar un presupuesto. Y al igual que todo en la vida, depende. Depende del tipo de empresa, de la antigüedad, de la experiencia haciendo presupuestos, de la información que se tenga….

  • LOS INGRESOS

Lo ideal es conocer, o al menos tener una idea de por dónde van a ir los ingresos. Pero si no la tienes no te preocupes porque hay otras formas.

Si tienes muchos detalles, por ejemplo, muchos clientes, lleva este control en una hoja aparte.

Nos interesa que el presupuesto anual podamos verlo en una sola hoja, para tener de un vistazo toda la información. Por eso es conveniente definir líneas de ingresos resumidas.

  • GASTOS DIRECTOS

Son los que están directamente relacionados con las ventas. Aquellos gastos que solo tienes si generas ingresos. El caso más claro es el de las materias primas.

Si fabricas pan, tus gastos directos más evidentes son la harina, la levadura, la sal. Pero también tienes otros como pueden ser la electricidad que consume el horno.

Si en el mes de agosto no fabricas pan, no tienes gasto de harina, ni electricidad extra. Esa es la idea principal de los gastos directos. Aunque hay matices.

  • GASTOS DE PERSONAL

Formado por el personal de estructura de la empresa. En ocasiones, algún trabajador se puede imputar como un gasto directo en lugar de como personal. Yo soy más partidario de que si forma parte de la estructura de la empresa se le incluya en personal.

Por ejemplo, el panadero contrata a una persona en las fiestas porque sino no puede atender a todos sus clientes. Sería uno de los casos donde lo podemos considerar un gasto directo.

  • GASTOS GENERALES

También llamados a veces gastos fijos. O podemos llamarlos generales, porque no siempre son fijos. Por ejemplo, el presupuesto anual de publicidad no tiene por qué ser fijo.

La cuestión está en que los gastos generales son comunes al funcionamiento de la empresa y por tanto no se pueden asociar a las ventas. Estamos hablando del alquiler del local, electricidad, gestoría, gastos de la web, amortizaciones, etc…

La mayoría de estos gastos los tendríamos, aunque cerráramos 15 días por vacaciones. Siempre es conveniente llevar un buen control de estos gastos.

  • OTROS GASTOS

Aquellos que no tienen que ver estrictamente con la actividad o que son extraordinarios. Por ejemplo, los intereses por préstamos, impagados, etc…

Esta es una clasificación estándar, y porque no decirlo un poco personal. Te encontrarás con profesionales que tengan otro criterio de clasificación.

Al final lo que importa es que a tu empresa le sea útil la clasificación y el desglose que utilices. Es flexible, y la puedes adaptar a tus necesidades.

FASES DEL PRESUPUESTO ANUAL

Lo ideal es que cuentes con el resto de departamentos o áreas de la empresa para realizar el presupuesto anual. En especial con el departamento comercial. Las previsiones de venta de tu empresa son sus objetivos.

La primera fase por tanto es la coordinación entre departamentos para fijar objetivos de venta. Según la estructura de la empresa, se definirán los gastos por departamento, por proyecto o en global.

Esta fase tiene sus complicaciones y peculiaridades pero, para resumir, una vez realizada hay que poner todos los datos en común, agruparlos y hacer el presupuesto global.

Por tanto, la segunda fase sería la confección del presupuesto de la empresa con los datos obtenidos.

La tercera fase sería el seguimiento. Tan importante como las otras, o más.

Se trata de ir comprobando mes a mes, si se van cumpliendo las previsiones. Si se cumplen, fenomenal. Si no, habrá que ver donde se han producido las desviaciones, y en el caso de que sean elevadas, analizar y corregir.

OTRA FORMA DE PLANTEARSE EL PRESUPUESTO DE UNA EMPRESA

Como decía al principio, si no puedes calcular de una forma más o menos fiable tus ingresos, empieza por los gastos. ¿Cómo se hace eso?

Calcula tus gastos generales (fácil), los de personal, los habituales. Los gastos directos pueden ir en porcentaje sobre ingresos, o bien con el criterio que mejor se adapte a tu actividad.

Una vez que tienes todos los gastos en importe o en relación a los ingresos (vinculados con una fórmula), vete calculando mes a mes los ingresos que necesitas para cubrir esos gastos.

Cuando llegues al nivel de ingresos donde el resultado sea cero, habrás obtenido tu punto de equilibrio. A partir de ahí obtendrás beneficios.

Imagen: Foto de teletrabajo creado por tirachardz – www.freepik.es

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