El principal motivo para emprender un negocio es crear algo con sentido, desarrollar un producto o servicio que haga del mundo un lugar mejor. Por eso, tu primera tarea será decidir cómo puedes crear algo con sentido.
La verdad es que nadie sabe realmente si es un emprendedor hasta que se convierte en uno. Y en muchas ocasiones ni siquiera entonces. Sólo hay una pregunta que debes platearte antes de empezar un nuevo proyecto:
¿Quiero crear algo con sentido?
El sentido no tiene nada que ver con el dinero, ni tampoco con el poder o con el prestigio. Ni siquiera tiene que ver con crear un entorno de trabajo divertido. Entre los significados de “sentido” encontraríamos:
• Hacer del mundo un lugar mejor.
• Mejorar la calidad de vida.
• Enmendar una terrible injusticia.
• Evitar que se acabe algo bueno.
Tener objetivos como éstos será una gran ventaja a medida que avanzas por el duro camino que tienes por delante. Si das una respuesta negativa a esta pregunta, puede ser que consigas alcanzar el éxito pero te será más difícil porque, querer crear algo con sentido, es la motivación más poderosa que existe.
La causa última de una gran empresa es su deseo de crear algo con sentido. Tener ese deseo no te garantiza el éxito, pero significa que si fracasas lo harás haciendo algo que merece la pena.
La creación de una empresa no es una guerra, así que no plantees los objetivos de tu empresa como si fuesen objetivos de guerra. El objetivo de tu compañía no es echar a otra empresa del negocio. A tus clientes no les importa si quieres destruir a la competencia. Lo que querrán saber es qué beneficios tienen si consumen tus productos o servicios.
Uno de los errores más frecuentes de los empresarios que comienzan es pensar que basta con tener un buen producto y con eso el negocio irá a las mil maravillas. Lamentablemente no es tan sencillo, hay muchas empresas con productos realmente buenos que no llegan nunca a venderse bien pues no han descubierto o aprovechado correctamente las oportunidades del mercado.
El concepto de “oportunidad” tiene algo que ver con tiempo y espacio, algo es oportuno en un momento y un lugar dado, puede que en otro momento o en otro lugar no lo sea, exagerando un poco, no basta con que vendamos excelentes impermeables en un lugar donde nunca llueve o que vendamos lindos trajes de baño en pleno invierno. El empresario exitoso por lo general no parte con un buen producto al que luego le busca mercado, mucho más fácil es hacer todo lo contrario, estudiar el mercado en busca de oportunidades de negocio y luego aprovechar esas oportunidades. Es más fácil adaptarnos nosotros al mercado que intentar que el mercado se adapte a nuestro producto.
Un empresario estudia su negocio
Mucho se habla acerca del olfato empresarial, de esa capacidad para predecir y adelantarse a los cambios del mercado y aprovecharlos favorablemente. Popularmente se cree que es una especie de don de la naturaleza con el que algunas personas nacen y del que otros carecen. Aunque algo puede haber de cierto en esto, no es menos verdadero que el olfato de los empresarios es a menudo solo una consecuencia lógica del grado de conocimiento profundo que tienen de su negocio. Mucha gente se lanza a la actividad empresarial armados solo de fe y confianza en sí mismos. Estos tienen tanta oportunidad de triunfar como el que apuesta a un pleno en la ruleta y sus posibilidades de permanecer en el negocio son aún mucho menores. Si bien el entusiasmo, la perseverancia y la confianza son importantes para el éxito inicial, para mantenerse con éxito es indispensable que el empresario gaste gran parte de su tiempo en estudiar cada uno de los detalles de su negocio, que aprenda su mecanismo no solo de la experiencia sino también de las cifras y que sepa usar provechosamente estos conocimientos.
Los empresarios exitosos son a menudo los que toman su actividad tan seriamente como un profesional que estudia una carrera, los que en lugar de dedicar gran parte de su tiempo a “apagar los incendios” del día a día ponen gran parte de su empeño y de su talento en comprender la naturaleza y los resortes ocultos de su actividad. El empresario debe aprender a leer las señales del mercado, aún las menos perceptibles, para poder adelantarse a las tendencias y tomas decisiones atinadas.
Para comprender bien un negocio no basta con la propia experiencia, hay conocimientos y puntos de vista diferentes que son imprescindibles para tomar buenas decisiones y el buen empresario estará siempre atento a adquirirlos.
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